Posts Tagged ‘Chuck Palahniuk’

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Birds ate my face.

julio 8, 2012

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Monstruos invisibles fue el segundo intento de primera novela de Chuck Palahniuk. La primera había sido escrita como parte de un curso de escritura creativa en un taller de John Spanbauer, pero resultaba tan extensa y dispersa que no llegó a buscar publicarla. En esa época de su vida pasaba mucho tiempo en lavanderías de auto servicio y comenzó a interesarse en las revistas de moda que servían de entretenimiento a las mujeres que frecuentaban los locales. Lo primero que le sorprendió fue la cantidad de adjetivos y adverbios que había que leer antes de descubrir el objeto o actividad a la que se anudaban. Comenzó a estudiar las revistas con dedicación y pronto estaba escribiendo su novela en las mismas lavanderías. Su agente literario intentó que la novela se publicara y le explicó que posiblemente las reticencias se debieran a la decepcionante mezcla de baja calidad y provocación temática que se conjugaba en la novela. Él mismo no estaba satisfecho pues defendía su deseo de que la novela se leyera como una revista de moda en la que no se sabe cuando va a terminar debido a los constantes saltos en la lectura, pero su agente cortó de tajo el anhelo. Su idea era innovar en la estructura sugiriendo que cada pocos párrafos un número indicara el número de página en el que se debía proseguir la lectura, así uno va leyendo retazos sin saber claramente en qué página se encuentra el fragmento que lo definirá todo. Así uno está leyendo el final siempre, redefiniendo la totalidad con cada fragmento. A lo Rayuela. Después de la publicación y el éxito de ventas del Club de la pelea, Chuck Palahniuk escribió Sobreviviente y editó Monstruos invisibles para su publicación.

Shannon es joven y bella. Trabaja como modelo en una prestigiosa agencia que le consigue todo tipo de trabajos. Su belleza se ha fotografiado rodeada de diamantes y cargada de lujo en yates, palacios y sets; también envuelta en inmundicia y violencia en mataderos y deshuesaderos . Vive a la moda y tiene un atlético novio que es agente encubierto de la policía antivicio. Su mejor amiga Evie es una modelo de huesos anchos que continuamente le deforma la ropa en el vano intento de lucir cómo ella.

Un día mientras maneja por la carretera un disparo le arranca la mandíbula. Los cirujanos la operan decenas de veces pero no consiguen salvar el maxilar inferior. Se alimenta de papilla para bebé, tiene que comunicarse por medio de notas escritas y su apariencia es repulsiva por lo que comienza a usar velos que desdibujen su perfil y que la dejan aislada e invisible. En la consulta de la logopeda del hospital conoce a Brandy Alexander, un encantador transexual que se entrena en la difícil tarea de hablar y vivir femeninamente, la mujer de manos grandes más provocativa y sexy que Shannon haya visto en toda su vida. Junto a Seth Thomas, un atractivo hombre a quien diariamente le dan hormonas femeninas en el desayuno, emprenden un viaje por las carreteras de Estados Unidos en búsqueda de mansiones que comprar. Se presentan en la casa y Seth se hace pasar por un rico comprador de nombre Alfa Romeo, Saks Fifth Avenue o Christian Dior según el estado que visitan. Mientras Seth entretiene al dueño de la casa preguntando por las amenidades para los ponis ellas saquean el baño y las habitaciones en busca de drogas y de hormonas para que Brandy consume su cambio de sexo y la vida de Shannon sea más tolerable.

Conforme se desenvuelve el viaje Shannon va hilando su pasado y nos remonta a su elección por el modelaje ante el deseo de diferenciarse de su hermano, quien abandonó la casa después de un accidente con la explosión de una lata de aerosol que se le atribuye a Shannon pero que realmente propició su propio hermano en un intento desesperado por tejerse una identidad, al parecer ha cambiado de sexo pensando que podía ser mejor mujer que su hermana. El libro toca el interesante tema del cambio de sexo. En él se presenta como un intento por subvertir las pautas sociales de la diferencia de los sexos por medio de la manipulación de la química corporal.  Desde la óptica de los personajes es una forma de conseguir la emancipación de los ideales a partir de los que se ha construido la identidad. De la misma forma en que afrontamos las decisiones trascendentes en nuestra vida la persona que cambia de sexo debe amputar un aspecto central de su personalidad para sortear el vacío existencial y la locura. El libro acentúa la desilusión por la pérdida del futuro que debía ocurrir pero que nunca llegó permeándolo todo con la ridícula pátina de la ilusión frustrada, una cierta aura de dolorosa ingenuidad e inmadurez. En el libro son constantes las alusiones al glorioso futuro que se gestó en el imaginario colectivo desde las postguerra hasta los años sesenta. El futuro de mi novia atómica, la colonización del espacio, los autos voladores, los androides domésticos, la comida en polvo. Un futuro imposible que debe ser amputado para organizar la identidad, plagada ella misma de imposibles que se intentan conciliar pero que las más de las veces constituyen sectores alrededor de los cuáles construimos minuciosamente la propia personalidad a grado tal que no la sentimos propia sino como una imagen a la medida de nuestras limitaciones. Quien está caracterizado por la belleza debe perderla, quien se encuentra atrapado en la fama debe envilecerse, el religioso debe perder la fe, quien se define a partir de la búsqueda del amor debe renunciar a no ser que quiera que la imagen ideal con la que evita sus ansiedades se convierta en una máscara y única dimensión de su existencia.

Los personajes han caído en la vacuidad. Se dan cuenta que no hay nada original en ellos, sólo son partes que se han ido armando con mayor o menor elegancia. La vida se articula a sí misma hasta provocar la nausea sartreana. Si se busca una alternativa será otra adquisición de aspectos preconstruidos, de ofertas culturales, de pensamientos pavimentados. Todo lo que eres capaz de hacer es aburrido, aburrido y anticuado y perfectamente válido. Todo lo que se puede concebir está bien porque pudo ser concebido y, a la larga, es lo que hay, una lucha imposible por escapar de la cultura y del aparato interno que nos construye. No hay salida, hasta el camino más imposible es el más natural y lejos de resolver la angustia la prolonga. A medida que escapamos de la angustia conseguimos que permanezca a nuestro lado. En la moda las sublevaciones que se generan se convierten tristemente en moda antes de poder engendrar un cambio. El transexual, el asesino serial, el tirador solitario en la escuela y el terrorista son casos extremos en los que el conflicto se resuelve no tejiendo la identidad sino amputándola. Renuncio a la imagen de mi sexo, renuncio a mi cuerpo o al ser social que todos me enseñan a ser, renuncio a mi vida y al amor de los demás, a la alienante ideología de la nación y el estereotipo; más que renunciar lo extirpo y así resuelvo el enigma de mi personalidad. Lo que soy lo pongo en una hoguera y lo ofrendo como pago para una vida verdadera algo que parezca más mío aunque sólo sea por un instante de sorpresiva elección, aunque apenas instalado en esa identidad ésta comience a replicarse a sí misma con la muleta del lugar común. Si estoy atrapado en las telarañas de la familia, de la religión y de las expectativas sociales me salgo de la canasta a pesar propio. De vivir en la decencia gregaria se abraza y saborea la indecencia íntima. Cuántas veces frente a una decisión importante se nos presenta esa alternativa bajo un inocente sé lo que tu eres. El terrible sé alguien sin dejar de ser tú que grita el mundo desde todos los frentes. ¿Por qué quisiera seguir siendo yo? Pareciera que mientras más clara la identidad más quedamos relegados a ser prestanombres de un arquetipo cultural. Hay quien dice Yo sé quién soy, un hombre construido en la imaginación de la sociedad y apegado a sus valores, acepto esa forma a condición de ignorar mi existencia real o más frecuentemente de creer mágicamente que mi imagen es mi existencia y renuncio a la espontaneidad y a mis deseos en la medida que puede darme un poquito de consistencia para confortarme frente a la complejidad extrahumana del mundo. Quizá sólo puede decirse Sé quién soy a condición de ignorarlo y sonreír ufanamente por haber prolongado el problema en vez de resolverlo, saber quién se es a menudo consiste en aceptar una imagen fantaseada de sí mismo que actúa como cobija ante la vida. Saber lo que se sabe y no lo que se ignora. Los monstruos invisibles recomiendan dormir a la intemperie.

Dame satisfacción.

Flash.

Dame algo en este puto mundo que sea lo que parece.

Flash.

Dame imagination no corre.

Flash.

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Snuff

agosto 26, 2010

Cassie Wright desea pasar a la historia, literalmente, como la única actriz porno capaz de soportar el gangbang más grande del mundo. Seiscientos hombres en fila, desnudos en una bodega en la que esperan su momento de gloria, se entretienen mirando películas porno y untándose compulsivamente crema bronceadora acompañada del queso y la grasa de las frituras de la mesa de botanas, un sólo baño y un infierno de olores e imágenes desagradables que pronto nos pone a pensar sobre las razones para esperar en este purgatorio antes de acceder a la habitación luminosa, donde se rumora que hay aire acondicionado y una mujer en mayor o menor grado de agonía.

La historia se centra en tres personajes, identificados únicamente por el número que llevan escrito en brazos y pecho como si de participantes de triatlón se tratara: el 72, el 137 y el número 600 de la lista; así como también en la asistente de Cassie, una eficiente mujer con rasgos coreanos que administra el evento con altiva diligencia. Uno de ellos cree ser el único hijo de la actriz porno, lleva un ramo de flores y tiene la intención de rescatar a su madre del error que siente que está cometiendo, en el mismo salón hay decenas como él, rememora su historia y el enamoramiento que sintió al ver por primera vez a Cassie en un video, y el trauma que acabó con su potencia sexual cuando su madre lo encontró masturbándose con la réplica edición especial del cuerpo de su madre. Otro de ellos es un actor porno en decadencia, coestelar frecuente de Cassie, a quien le cuesta reconocerse en las pantallas de la sala debido a su rápido deterioro físico, de repente mira a la pantalla y les dice a los otros: Si algún día me veo como él por favor mátenme, Pero si eres tú hace diez años. Desde el principio parece estar ahí para ser el hombre que corone a Cassie y, si aún se encuentra viva, emprender un suicidio en pareja. El hombre 600 llega de última hora debido a que ha sido expulsado de la serie de televisión en la que trabaja ya que para ampliar sus honorarios, insuficientes a causa de su adicción al juego, decidió actuar en una película gay, y espera que si logra matar a Cassie con un orgasmo eso lo reivindique. La asistente por su parte, organiza el gangbang y asiste a Cassie en el aspecto metodológico e ideológico del asunto. Odia las películas superficiales y se dedica a hacer investigación para dotar de sentido (sic) sus producciones, en la última película de Cassie Wright desea hacer un tributo a la emperatriz romana Mesalina, esposa de Claudio, tío de Caligula, y quien incapaz de agotar su deseo sexual con sus mandatarios y sus sirvientes de palacio salía a los barrios bajos a prostituirse y quien se negara a contratarla era ejecutado.  También consigue un seguro de vida por una fuerte cantidad a nombre del hijo de Cassie aún cuando su identidad es un misterio (¿Será?) y la asiste en sus ejercicios de preparación para la escena (Uno no sabe si reír o llorar con su empeño).

De eso van las primeras veinte o treinta páginas. Chuck Palahniuk gusta de escandalizar a las personas y es un libro que sin duda resulta escandaloso, a otros les parecerá ridículo y otros podrán decir que eso no sucede, que ellos sí conocen ese mundo, incluso que han estado ahí. Es un libro que cae en muchos clichés acerca del mundo del porno y resulta ambiguo el tratamiento del tema. Por ejemplo, se pretende un libro duro, snuff, insider, pero al mismo tiempo cae en escenas irrisorias como la constante alusión a títulos de películas que parodian películas o libros de éxito, o cómo los ejercicios y modo de vida de Cassie y compañía que de tan centrado en el sexo muestra en realidad un gran alejamiento del tema. No sé si se puede lograr un efecto snuff en literatura, lo creo imposible ya que consiste en imágenes de extrema violencia en las que el lenguaje debe quedar excluido, trauma y shock, además de que hace referencia a la filmación de asesinatos. Investigando un poco sobre el tema me encontré que se considera a Thomas Alva Edison como uno de los pioneros del género al filmar la ya conocida película en que electrocuta a un elefante maltratado que mató a varios trabajadores del circo en donde era explotado, Topsy, para desprestigiar a Tesla, a quien además robó, mostrando el peligro de la corriente alterna, sistema que usamos actualmente y creado por Tesla, y vender al gobierno de Estados Unidos su sistema de corriente continua incapaz de causar muerte por electrocución y quizá su primera y torpe inclusión en el ambiente cinematogrñafico.  Quizá el título del libro de Palahniuk conduce a equívocos. En muchas ocasiones hay detalles desagradables, pero éstos pocas veces se deben a que el tema sea tratado directamente, sin embagues, sin interpretación, es decir que no es un libro con una aproximación snuff; más bien pareciera que está hecho para escandalizar o para despertar esas reacciones a partir de acentuar algunos atributos y regodeándose en ellos, excediéndose como el compañero de la secundaria que había realizado importantes descubrimientos en la materia (Ver La muralla). Chuck Palahniuk lleva una estadística personal de la gente que se ha desmayado en sus conferencias cuando lee su cuento Alberca, y la lleva con confesa delectación. Creo que a diferencia de Fight Club, Nana y Diario, que son al menos los que he leído, cuentan que también en Rant, Haunted y en menor grado en Monstruos invisibles y Asfixia, aquí está acentuado el efecto de Alberca y no tanto el de la crítica inteligente, siempre corrosiva, de estos libros. En Alberca un chico se encuentra solo en la piscina y descubre que se pueden recibir muy gratas sensaciones  por medio de los aspersores submarinos hasta que se crea vacío y termina desesperado y agonizante sin poder evitar que éstos le absorban poco a poco las vísceras del cuerpo. Desagradable, pero explora un miedo atávico de todo vacacionista. Encima estrenó intencionalmente el libro en la semana del día de la madre.

Algo que siempre he admirado de Chuck Palahniuk es su amplio conocimiento de las personas y las descripciones que hace a partir de los materiales y procesos de manufactura de los atuendos y accesorios de los personajes, sitúa a los personajes en un universo socioeconómico y mercadológico con gran precisión, uno aprecia cómo la ropa o los procesos por los que fueron confeccionados nuestros vestidos conllevan una ideología o filosofía de la que somos parte lo sepamos o no, hace notar siempre cómo buscamos siempre un cierto brillo en lo material que nos seduce mientras a otros les puede parecer ese mismo objeto triste bisutería. Desnudos queda poco para que pueda explayarse y profundizar en los personajes de ésta manera aunque en un punto, y creo que son las mejores dos páginas de la novela, recurre sorprendentemente a los tonos de bronceado para hacer sus descripciones sociológicas según el color del bronceado, sea dorado, mate, brillante opaco, cocoa, rojo, con o sin marcas blancas, discreto y lo relaciona de una manera ejemplar con los sitios de veraneo y las tendencias que se viven en cada uno de esos lugares y con los infinitos matices a los que llegamos cuando nos relacionamos piel a piel con el sol: bronceado Acapulco, bronceado Bali, bronceado Zihuatanejo, bronceado Cayos de Florida, bronceado Hawaii, bronceado Dubai y, entre otros, bronceado Florida. Uno lo lee y tiene realmente la impresión de cómo uno se sitúa frente a la sociedad si se tiende al sol con aceite de coco o de zanahoria o con Coppertone con FPS 20 o Banana Boat.  Esa tradición comenzó brillantemente en Fight club, y en Diario me parece que tiene un papel importantísimo, además de que agrega la arquitectura y los estilos de pintura al análisis, pero acá deja la misma marca que los tirantes en los hombros, especialmente cuando, de tan perfecto, llama más la atención el bronceado que el área virgen de sol.

No me gustó y no lo recomiendo, decepciona en comparación al estándar de sus otros libros, se nota que es una novela escrita en poco tiempo y mucho de lo que ahí se cuenta cae en la verborrea y en la enumeración, el final es muy predecible e ilógico y la estructura del libro repetitiva, no queda claro si en consonancia con el mundo que describe. No es un tema fácil y hasta a él, tan acostumbrado a moverse en terrenos resbalosos, se le escapa de las manos.